Capitulo VIII: Del buen suceso del valeroso caballero Ignacio

Capitulo VIII: Del buen suceso del valeroso caballero Ignacio

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no puedo acordarme pedaleaba el ingenioso hidalgo Don Ignacio con su fiel escudero Verdugo Panza, al encuentro de su amada Miriam del Toboso.
En el transcurrir del camino descubrieron una ancha trialera llena de surcos y abrazada por ramas bajas que la hacían de difícil transito y así como don Ignacio la vio, le dijo a su fiel escudero
- La ventura nos guía, amigo Verdugo Panza, ves allí esta el peor y desaforado de los gigantes de estas tierras de ciclistas, Bruno el del mazo, el implacable hacedor de pájaras y desfallecimientos, a fe mía que he de quitar tan mala simiente de la faz de la tierra
- Que gigante ? dijo Verdugo Panza
- Aquel de brazos largos y barba frondosa
- Aquello es una trialera infame, mi señor
- Aparta bellaco, deja paso a tu señor que Bruno el del mazo recibirá hoy su castigo por las pájaras acaecidas a miles de ciclistas
- Mi señor...

Y diciendo esto pedaleo con brío hacia la trialera mientras gritaba - non fuyades, cobarde y vil criatura que es solo un caballero el que os acomete- y en ella desapareció.

- Mi señor..... mi señor don Ignacio, donde estáis- bramaba Verdugo Panza- entre ingente polvareda de seco camino, mientras se abría paso cuesta abajo entre ramas y piedras de la trialera.
Todavía resonaba en el aire el estrepitoso soniquete del fragor de desigual batalla del hidalgo Don Ignacio en pos de Bruno el del mazo.
- Baja fiel escudero Verdugo Panza, -dijo Ignacio- que acabaronse las felonias del osado gigante, se ha hecho justicia y es de ley recibir tu recompensa por tus servicios-
- Como esta vuesa merced ?- pregunto Verdugo Panza
- Te hago saber, hermano Panza -replicó don Ignacio- que no hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no le consuma, aquí está mi trofeo para ti, te entrego la ultima promesa del mtb. Te la regalo de corazón como el mejor de los premios porque una promesa es una nueva oportunidad, una firme esperanza y una lucha constante pero con la sencillez de una mirada infantil.
-Con esta ya tengo 100 promesas mi señor Ignacio-
- Ahora pues amigo Verdugo es tiempo de buscar otros caminos mas allá de estas lides, quizás es tiempo de enseñar al mundo el tesoro de tus 100 promesas, o buscar nuevos gigantes para que no amedrenten a ciclistas o sencillamente pedalear por siempre en la memoria eterna de la tierra en busca de nuevas aventuras.
Y en estas hidalgo y escudero continuaron pedaleando su camino.


Tres cosas antes de acabar
tres cosas que no puedes olvidar:
la primera es que las cosas parecer pueden
pero quien sabe al final como fueren.
la segunda, coincidirás conmigo,
que en duros momentos se reconoce al amigo
Y la tercera es….

pido disculpas si os he ofendido,
más una sonrisa era mi cometido,
palabra bordada o palabra de ropa
hoy es viernes, buen finde tropa.